miércoles, 23 de enero de 2008

Sobre el amor..y las treguas.


Muchas veces me pregunto, si acaso el amor no es tan solo una tregua ante tanto desencuentro, que puede durar, quizás un tiempo corto, un instante, meses, años.......toda la vida?, no sé, a mí, hasta el momento, me han tocado tiempos cortos, pero aún así, debo decir...debo admitir ,que siempre e inevitablemente, voy en busca de la próxima tregua...


Aqui un pequeño fragmento de esa novela maravillosa de Mario Benedetti titulada "La Tregua"

Ayer de tarde estábamos sentados junto a la mesa. No hacíamos nada, ni siquiera hablábamos. Yo tenía apoyada mi mano sobre un cenicero sin ceniza. Estábamos tristes: eso era lo que estábamos, tristes. Pero era una tristeza dulce, casi una paz. Ella me estaba mirando y de pronto movió los labios para decir dos palabras. Dijo ‘te quiero’. Entonces me di cuenta que era la primera vez que me lo decía, más aún que era la primera vez que lo decía a alguien. Isabel me lo hubiera repetido veinte veces por noche. Para Isabel, repetirlo era como otro beso, era un simple resorte del juego amoroso. Avellaneda en cambio, lo había dicho una vez, la necesaria. Quizá ya no precise decirlo más, porque no es un juego: es una esencia. Entonces sentí una tremenda opresión en el pecho, una opresión en la que no parecía estar afectado ningún organo físico, pero era casi asfixiante, insoportable. Ahí en el pecho, cerca de la garganta, ahí debe estar el alma, hecha un ovillo. ‘Hasta ahora no te lo había dicho’ , murmuró, ‘no porque no te quisiera, sino porque ignoraba porque te quería. Ahora lo sé’. Pude respirar, me pareció que la bocanada de aire llegaba desde mi estómago. Siempre puedo respirar cuando alguien explica las cosas. El deleite frente al misterio, el goce frente a lo inesperado, son sensaciones que a veces mis módicas fuerzas no soportan. Menos mal que alguien explica siempre las cosas. ‘Ahora lo se. No te quiero por tu cara, ni por tus años, ni por tus palabras, ni por tus intenciones. Te quiero porque estás hecho de buena madera’. Nadie me había dedicado jamás un juicio tan conmovedor, tan sencillo, tan vivificante. Quiero creer que es cierto, quiero creer que estoy hecho de buena madera. Quizá ese momento haya sido excepcional, pero de todos modos me sentí vivir. Esa opresión en el pecho significa vivir.


sábado, 12 de enero de 2008

Hoy no traigo flores..

Así es, tengo una de esas mañanas donde no puedo decir que vengo a subir flores al blog.
En estos días de tanto calor, la clase media/alta argentina se debate entre si vamos a tener luz o no para poner en marcho el nuevo aire acondicionado o el ventilador de techo.
Cuando el calor apreta, la gente pobre buscar refugio en los lugares donde aún no se la ha prohibido el acceso, plazas, fuentes de agua, ríos que ya son casi basurales, donde niños y adultos pueden encontraer cualquier tipo de enfermedades. Ni hablar de las personas que sobreviven comiendo de la basura, lo que descartamos nosotros, los saciados, restos de alimentos que con este calor han sido sometidas a 40 grados a la sombra, aún así, no hay otra posibilidad de subsistencia.
Siento que la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo en Argentina, y no se por que razón han reaparecido sentimientos xenofóbicos y discriminatorios hacia los los "otros" los que no han podido entrar al sistema de los saciados, de los que consumimos sin pudor, hasta aquello qu eno necesitamos.
Las iglesias se llenan de fervientes cristianos, de hipócritas, que venera a un niño dios, de cerámica, nacido en un establo, y desprecian al ñino próximo, que le pide monedas en un semáforo o le vende estampitas en el tren, que nacio algún rincon del abandono, del desamparo, casi como Cristo.
En fin amigos, disculpen si hoy no subo flores al blog, hoy quiero subir este artículo publicado por la Fundación Pelota de Trapo:

"Chicos de la Calle11/01/08(APe).- Los chicos de la calle son consecuencia de la destrucción de las familias más golpeadas por la brutal desocupación, que terminan disgregándose. Estos chicos se juntan en grupos, bandas, que llaman ranchadas (del argot carcelario). Como problemática psicológica y sociológica constituyen un fenómeno inédito. Aquí el mito de la niñez feliz se choca con la realidad negada. Esto genera culpa, piedad y rechazo en el habitante de la ciudad, y esas miradas atraviesan al niño, lo humillan y le crean resentimiento."
http://www.pelotadetrapo.org.ar/